domingo, 28 de agosto de 2011

Contaminación electromagnética y contaminación acústica


El planeta es azotado por distintos tipos de contaminación, como la de agua, aire y tierra, la auditiva y, la que trataremos aquí, la electromagnética. Ésta tiene una estrecha relación con el gran desarrollo de aparatos eléctricos y de las comunicaciones, al ser producida por campos eléctricos o magnéticos generados por la corriente eléctrica, transmisiones de radio y televisión, telefonía móvil, microondas, etc.
Los científicos ya han advertido sobre los posibles efectos que tiene este tipo de contaminación en la salud, a través de: cefaleas, insomnio, alteraciones del comportamiento, cáncer, leucemia infantil, alergias, abortos, Alzheimer, malformaciones congénitas, etc.
Las principales fuentes que influyen en la electropolución son:
- Tendidos de alta y media tensión.
- Emisoras de radio, TV y las estaciones base de telefonía móvil.
- Electrodomésticos e instalaciones eléctricas caseras: posibilitan un mayor riesgo de irradiación siempre y cuando los primeros no dispongan de las adecuadas medidas de seguridad o que los segundos no posean una correcta toma de tierra.

Por el momento, preocupan más los tendidos de alta y media tensión -por su alta potencia- y las estaciones base de telefonía móvil, por su desmedida propagación. La contaminación electromagnética es más peligrosa en horas nocturnas, cuando el cuerpo está en reposo y se encuentra más vulnerable.
Pareciera que la palabra contaminación estuviera referida a ciertos elementos como la tierra o el agua, pues casi todos olvidan (u olvidamos) que también existe la contaminación auditiva que perjudica la salud de cientos de personas; esta es casi prácticamente ignorada en todo los países del mundo lo que la convierte en un problema silencioso pero muy perjudicial.
Así, los sonidos muy fuertes provocan diversas molestias en los seres humanos, de hecho estas pueden ir desde un desagrado hasta daños que pueden ser irreversibles. Así, la presión de la audición se mide a través de decibelios (dB) y los que son especialmente molestos son los tonos altos (dB-A). De esta manera, la presión acústica se vuelve dañina a unos 75 dB-A y dolorosa cuando se presentan alrededor de los 120 dB-A. En realidad, cuando lelga a los 180 dB-A, puede causar la muerte.
Por ejemplo un oído que ha estado expuesto a 2 horas de 100 dB (es decir una discoteca ruidosa) necesita unas 16 horas de reposo para compensar esas dos horas. Así, si la persona va a un concierto de música donde toca alguna banda muy ruidosa y llega a una exposición de más de 120 dB se puede llegar a causar daño en las células sensibles al sonido del oído interno provocando pérdidas de audición.


Debido a esta condición, la Organización Mundial de la Salud OMS ha establecido cierto nivel de tolerancia de decibelios, es decir 65 el cual es lo máximo que puede o debe escuchar un oído humano; sin embargo, en ciudades como la capital de México este nivel promedio sobrepasa dicho número llegando a 80.
Pero ¿Qué enfermedades están asociadas a este alto número de decibeles que contaminan nuestro ambiente y por tanto, causan diferentes deficiencias en la población? Pues, la otorrinolaringóloga María del Pilar Canseco, se apresuró en decir cuando se da una contaminación auditiva por encima de los 80 dB esta puede ocasionar un deterioro de las células auditivas con lo que el daño puede ser irreversible si la persona no se da a cuenta a tiempo; en cambio, si esta persona no frecuenta mucho este tipo de ruidos lo más probable es que no tenga este problema o que lo tenga por un tiempo nada más.
Son muchos los agentes que contaminan, de hecho están los ruidos que emiten los autos (el claxon, el motor, el tráfico), los gritos, la música a alto volumen, entre otros, todos ellos causan el nerviosismo de las personas, y enfermedades como estrés, insomnio y mal humor. Estas son las consecuencias de una contaminación auditiva silente que también puede ocasionar la perdida total de este sentido, claro que esto ocurre de una manera paulatina pero también podría darse de una manera agresiva, presentando el enfermo un traumatismo acústico en un solo instante.
Esto último puede darse debido a una exposición a un ruido que sea muy intenso, entre estos podemos encontrar los cuetes que se revientan durante los días festivos (navidad, año nuevo, etc.), escuchar un balazo, escuchar música en una discoteca, entre otros.